¡2010! Año nuevo. Me propongo escribir algo a riesgo del posible -y probable- filtro del alcohol en la escritura. Luego de fernet, sidra, vino tinto, anana fizz, champaña, cerveza, gancia, fernet (si, lo repetí. Estoy siguiendo el orden del consumo de anoche) uno ya no es el mismo, ni tampoco tan distinto del idiota de siempre. Un poco de regresión. 31 de diciembre, siete de la noche. Una amiga pregunta si la puedo ayudar a corregir sus escritos. Acepto (no es que sea muy generoso, me gusta la literatura y siempre me parece una tarea agradable hacer esas cosas) Horrores ortográficos por todas partes. Los corrijo con ganas pero sin dejar de acusarla de hereje. A todo esto el fernet me acompaña. La literatura presente en las últimas horas del año, me agrada la idea. Para festejar la ocurrencia me sirvo otra copa. Llama la vieja <<¿La fiesta de fin de año? ah, ni idea, llamalo. Yo estoy en mi casa>>; cuelgo. No quiero pálidas, más allá de la mentira del cambio de año, adhiero al juego. Quiero empezar bien, con ganas. La copa otra vez vacía ¡qué bárbaro! ¡Cómo se pincha el vaso! Diez de la noche, llegan los viejos. La vieja tira algunas críticas -fiel a su estilo-, el viejo SILENCIO -fiel a su estilo-. Nada nuevo para variar. Comienzo de la comedia familiar. Me doy un baño y salgo a ver la hermosa luna de fin de año mientras espero a un amigo. Llega fumado, qué bueno. Al fin algo coherente. Los comensales a sentarse, una hora de futbol en la tv, qué porquería... ¡pongan música! ¡Saquen tragos! Recémosle a Dionisio si hace falta, pero no me caguen las nuevas páginas del año. Recuerdo la frase de un amigo: "si el contexto es inhóspito, no queda otra que empedarse" adhiero al consejo. ¡Pronto! ¡La hora! a descorchar las pálidas, a barrer la miseria... (Que no se note) mucho ruido, rotas nueces..."Elegir la propia máscara es el primer gesto voluntario humano. Y es solitario"(1) . Me prepotea la frase mientras miro como se enciende superficialmente el cielo. Atiendo algunos llamados y entusiasmado dialogo con quién me saca un poco de todo esto. Qué lindo. Un poco de vuelo. De reciprocidad de ideas, de compañía ideológica y emocional. Ya está, regreso a la comedia. Faltan personas, están pero no están. Cada uno en su historia. Le pego el guiño a mi amigo, y nos vamos para mi casa. Ahora es otra cosa. Salen copas, copas y más copas. Sahumerios, velas, música al palo y mierda que empezó otro año. La concha de la lora... ¡qué viejos que estamos! pero le ponemos onda, eso seguro. Mensaje de un amigo “vamos a bailar a San telmo que rompemos la noche“(?) ¡Ni loco! Vayan ustedes que, por suerte, la joda los sigue movilizando-le digo-. Nos quedamos en casa, continua la fiesta. Mi hermano cuenta sus viejos -y buenos- tiempos. Nos cagamos de risa. Continuamos divagando y mi amigo cuenta los consejos que le dieron, paradójicamente, los hombres casados: "no te cases nunca, muchacho". Intercambio de ideas. "Y sí, la comedia del matrimonio y la familia feliz" -les digo- cada uno con sus artimañas para sostener o refutar mi enunciado...tesis, antítesis y síntesis (Gracias Hegel) Todos Contentos.
Cinco de la matina. La noche decae un poco, habría que levantarla. No hay más. Mi amigo se lamenta. Comienzan a irse de la pseudo-fiesta. Copas vacías, gente con sueño y “ninguna tetona a la vista”, se lamentan los que quedan.
!2010! ¿Año nuevo?
¡Cámbiale, Marge!(2) .
(1).Clarice Lispector.
(2).Frase pronunciada por un homero Simpson dormido, en el entierro de un ex compañero de trabajo. (?)